Es un deporte en el que los gritos insultantes a los niños(as) son considerados una técnica motivacional aceptada, en el que competir con lesiones severas es la norma, en el que desestimular a los atletas a comer es una práctica común y en el que el abuso, ampliamente definido, es estándar”.

Así describe a este deporte en una columna de opinión de ‘The New York Times’ Jennifer Sey, campeona nacional de gimnasia de Estados Unidos, a propósito de audiencias que se están realizando en el congreso de ese país, donde se tramita un proyecto de ley que obliga a denunciar los casos de mala conducta sexual a las autoridades locales o federales o agencias dedicadas a la protección de los menores.

En su columna de opinión Sey aclara que no fue víctima de abuso sexual, pero sí presenta cifras que demuestran que este es un fenómeno casi epidémico en Estados Unidos, y da fe del ambiente ‘denso’ que ella misma vivió.

Cita cifras del periódico IndyStar, según las cuales entre 1996 y 2006 el ente rector de ese deporte en Estados Unidos (USA Gymnastics) no vetó inmediatamente a 54 entrenadores que tenían condenas por abuso sexual.

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Sey explica que la enseñanza y práctica de este deporte propician contacto físico entre los entrenadores y los atletas, situación que es aprovechada por algunos profesores y miembros de los equipos para abusar de las deportistas, quienes a veces, debido a su edad, no son conscientes de lo que pasa.

La columnista recuerda el caso de Jamie Dantzscher, gimnasta estadounidense que obtuvo el bronce en los Juegos Olímpicos de Sídney 2000. La deportista ya retirada y de 34 años, denunció recientemente que dos compañeras y ella fueron víctimas de abuso por parte del médico del equipo, Larry Nassar, entre 1999 y 2001 .

“Dr. Nassar abusó de mí en el centro de entrenamiento nacional de los Estados Unidos en Texas. Abusó de mí en encuentros en California y en todo el mundo. Muchas veces el abuso tuvo lugar en mi propia habitación y mi propia cama. Peor aún, abusó de mí en la habitación del hotel en Sydney en los Juegos Olímpicos”, relató Dantzscher ante el comité judicial del Senado.

En una entrevista al programa ‘60 minutos’ de la cadena estadounidense CBS Dantzscher relató cómo, su pretexto de estar tratándole un dolor de espalda y otra lesiones, Nassar se aprovechaba de ella:

Él introdujo sus dedos dentro de mí y me hizo mover la pierna con la otra mano. Dijo que iba a oír un sonido, que significaría que mi cadera se había puesto en su lugar, y que aliviaría mis dolores de espalda”.

Por situaciones como esta es que la columnista afirma que la Federación de Gimnasia de Estados Unidos “debe ser más estricta con los programas de educación para entrenadores y atletas, cubriendo temas como lo que es aceptable tocar y lo que no lo es”.

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