Cuenta el portal ‘La Cháchara’ que cuando a Coll lo sorprendió la enfermedad, todavía tenía dos sueños en su vida que eran comprar apartamento propio y visitar el estadio Carlos Dittborn de Arica, donde convirtió la memorable anotación con la Selección Colombia  en el empate 4-4 contra la Unión Soviética.

Francisco Figueroa, periodista que escribió la crónica para el medio ya señalado, relató el dolor que sintió al ver así al exfutbolista, a quien considera su amigo. Al principio le hizo creer que sí lo reconocía; luego Coll admitió que no sabía con quién estaba hablando e inclinó la cabeza en señal de vergüenza.

“Perdóname amigo, es que ya no me acuerdo de los nombres de las personas”,  admitió el exjugador.

Señala el texto que Marcos Coll ha tenido pena de acudir a Fuad Char —máximo accionista del Junior de Barranquilla— para que por intermedio de su hijo Alejandro le ayuden a obtener una casa propia en la Arenosa.

Hoy, el autor del único gol olímpico de la historia de los mundiales vive bajo arriendo en un apartamento, pues tras su retiro del balompié se desempeñó como técnico de fútbol en el colegio El Cerrejón y vivía en los campamentos de la empresa minera. Por lo tanto, no sentía en ese momento la necesidad que hoy sí tiene de adquirir una vivienda propia.

“Cuando le faltaba un año para pensionarse, le confesó al exbeisbolista Luis de Arco, quien  también trabaja en el Cerrejón, que no tenía las fuerzas económicas para comprar un apartamento”, señala la crónica de La Cháchara.

En cuanto a volver a Chile, quién sabe si todavía recuerde ese deseo. Pero al menos están grabadas todavía las palabras de Coll durante el homenaje al ‘Caimán’ Sánchez en abril de este año cuando dijo: “moriré feliz si se cumple ese sueño”.

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