Los competidores sólo realizaron el enlace desde Oruro, por una carretera asfaltada de 240 kilómetros, para descansar el domingo y retomar la séptima etapa del lunes, en dirección sur, hacia Uyuni, donde se halla uno de los salares más grandes del mundo.

A medio día comenzaron a arribar a La Paz, sede de los poderes Ejecutivo y Legislativo, para provocar la alegría de sus habitantes, que se apostaron a los lados de calles y avenidas, con banderas bolivianas rojo, amarillo y verde.

A cada paso de motos, autos, cuadriciclos y camiones la gente gritaba enfervorizada, silbaba y agitaba los símbolos patrios del país.

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Los pilotos del Dakar fueron ovacionados en Bolivia / Foto: AFP

Los competidores también se contagiaron con el inusual nivel de recibimiento, que estuvo precedido por un pequeño desfile de grupos musicales autóctonos y bailes folclóricos tradicionales. Incluso temprano unos chamanes aymaras realizaron ofrendas a la Pachamama, la madre-tierra y diosa de los andinos, para pedirle un día bendecido.

La sexta etapa fue cancelada por un torrencial aguacero que cayó sobre los departamentos andinos de Potosí, Oruro y La Paz, por donde va la competencia. Fue además inesperado, pues estas regiones vienen soportando desde el año pasado una fuerte sequía que afectó desde noviembre el suministro de agua.

Empero está en pie el reinicio el lunes de la séptima etapa desde La Paz, en dirección sur, hacia Uyuni, para luego volver a ingresar a territorio argentino.

Desde este sábado, los pilotos y sus equipos técnicos se instalan en un cuartel de cadetes del Ejército, para descansar y hacer trabajos en las máquinas.

Con AFP.

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