“A mí, el celular me suena a diario, me llegan mensajes a diario (…) que me van a matar, que le van a hacer tal cosa a mis hijos (…)”, narra el volante barranquillero de Atlético Nacional, Alexánder Mejía, a quien no le perdonan los hinchas del Junior que no sea aficionado del equipo tiburón.
“Manejo una sola cuenta, la de Instagram, pero llegan ahí amenazas; dicen que me tienen ubicado, que en donde me vean me van a pegar (…)”, añadió el jugador de 27 años al programa La Red.
Mejía admite que esta situación afectó a su familia, principalmente a su mamá, que ha pasado momentos malos pensando en el supuesto peligro al que están expuestos.
Un caso similar lo sufrió el arquero Carlos Chávez del Atlético Fútbol Club, equipo de la segunda división del fútbol colombiano, quien tuvo la mala fortuna de marcar el gol con el que América de Cali resignó sus posibilidades de permanecer en la principal categoría.
Decían que no iba a pasar de diciembre (…) que no podía haber hecho eso sabiendo que yo era hincha del América y había sido jugador del América (…)”, sostuvo el jugador.
“(…) no pude pasar un diciembre de buena manera (…) no pude pasar las vacaciones en el barrio donde me crie, donde siempre mantengo con mis padres; me tuve que cambiar de domicilio, estar con seguridad”, recuerda el portero de origen barranquillero quien además tuvo que cambiar sus planes matrimoniales por culpa de las amenazas.
Si marcar un gol lapidario es suficiente para ser víctima de intimidaciones, llamadas extorsivas, mensajes alevosos y trinos agresivos de personas anónimas, también lo es celebrar goles y sobre todo si estas celebraciones son interpretadas como ‘provocaciones’ hacia los hinchas en los estadios.
Este caso corresponde al delantero barranquillero Rafael Santos Borré que tiene la costumbre de patear los banderines cuando marca de local o celebrar frente a la tribuna del equipo rival. Por sus exagerados gestos recibió amenazas de hinchas del América de Cali y del Independiente Medellín.
(…) fueron más que todo por Twitter e Instagram que me amenazaron después de un partido amistoso que jugamos (con el Deportivo Cali) en Miami con América; yo hago un gol y me acerco a la tribuna del América y celebro de una forma que a ellos no le gustó. Cuando llegué a Colombia recibí amenazas de que me iban a matar (…), que ya me tenían identificado, que ya sabían dónde vivía”, narró el nuevo delantero del Atlético de Madrid.
El caso de Fabián Vargas, según él, se trató de un mal entendido en Argentina. Mientras el mediocampista bogotano pasaba sus vacaciones en Colombia, una serie de trinos con amenazas de muerte sacudieron las redes sociales ante el rumor de que el colombiano dejaría a Independiente de Avellaneda y jugaría para Racing Club, su eterno rival.
Parece que eso si filtra, que me había buscado Racing, obviamente que mi representante los escuchó, pero no más, no pasó de ahí; se filtra a los medios y ahí parece ser que sale uno de los barras bravas, creo que su nombre es ‘Bebote’, yo nunca tuve contacto con ninguno de ellos, y hace unas amenazas por redes”, recordó.
Aunque en ninguno de los casos anteriores las amenazas se han hecho realidad, los jugadores advierten que no hay que esperar que una tragedia sacuda al fútbol y que es necesario sensibilizar a los aficionados para que comprendan que el fútbol es un deporte que solo existe en la canchas.
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