Según el semanario ‘Le Canard Enchaîné’, “hay un acuerdo de corrupción firmado al más alto nivel internacional que ha beneficiado a grandes corredores”, en cuyas bicicletas se instalaron las últimas tecnologías en materia de motores eléctricos escondidos.

La publicación señaló que en enero de 2017 la Fiscalía financiera de Francia abrió un caso preliminar sobre este asunto, lo cual desembocó en el reciente nombramiento de los jueces Claire Thépaut y Serge Tournaire, encargados de investigar los vínculos entre los grandes equipos del mundo, empresas privadas y altas instancias del ciclismo.

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Los magistrados sospechan que estos mecanismos no son detectados por los medios de vigilancia puestos en marcha por la UCI, Unión Ciclista Internacional, ente que asegura haber efectuado más de 50.000 controles por año en las 2 últimas temporadas, 4.000 de ellos en el pasado Tour de Francia.

Con información de EFE

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