Poco importó el frío, propio de los amaneceres del departamento. Grandes y chicos se congregaron a un lado de la carretera para agitar sus banderas de Colombia o de Boyacá, y expresarle su admiración al mejor ciclista que ha parido esa tierra:

El destino final fue la Plaza de Bolívar de la capital boyacense, que se llenó para escuchar al campeón. En la tarima, Nairo se encontró con otro hijo querido de la tierra, el exciclista Mauricio Soler:

Carlos Andrés Amaya, gobernador de Boyacá, le impuso a Quintana la Orden de la Paz, condecoración que creó para homenajear al ‘escarabajo’