“Horas antes del partido, mi hija de cinco días falleció como consecuencia de complicaciones postparto”, contó el portero de 21 años Alaa Ahmad.

“Pedí a mi familia no difundir la información. Lo guardé para mí y no dije nada a mis compañeros, ni a mi entrenador, porque estaba seguro que se hubiesen negado a que yo jugara el partido”, explicó.

“Quería demostrarles de lo que soy capaz”, añadió Alaa Ahmad, que esperaba con impaciencia el partido contra el popular equipo de Bagdad, que cuenta con una gran cantidad de internacionales en la selección nacional.

El artículo continúa abajo

El partido acabó con empate a un gol y el joven arquero rompió a llorar tras el pitazo final, despertando la curiosidad de sus compañeros, que no entendían la reacción ante un resultado que consideraban muy positivo.

Alaa Ahmad reveló entonces lo ocurrido y la noticia se propagó rápidamente a través de las redes sociales, con numerosos mensajes de apoyo y empatía hacia el portero.

Uno de los árbitros del partido, Sabah Abed, aseguró que Ahmad había “jugado un encuentro espectacular”.

Con AFP