Una radio, un balón y una pasión por unos colores encendieron la llama que alimentó la esperanza de personas retenidas en la selva durante años a la espera de su liberación.

Así lo afirma el periodista deportivo Ricardo Henao Calderón que acaba de publicar ’90 minutos de libertad’ (Planeta 2016), una historia de aficionados al deporte rey secuestrados por las Farc en los días duros de un conflicto que ahora parece llegar a su fin.

El libro nació porque siempre me quedó una inquietud: cuando los secuestrados mandaban pruebas de supervivencia, había una persona que siempre aparecía con una camiseta del Independiente de Santa Fe, un equipo de Bogotá”, destaca Henao.

“Él mandaba mensajes, los jugadores del Santa Fe le respondían y pedían su liberación. Cuando salió liberado —era el sargento Luis Arturo García— sentí que la pasión futbolística era mayúscula y confirmé que fue alimento de esperanza”, añade en entrevista con Efe.

El libro, nacido a raíz de los comentarios de los secuestrados tras su cautiverio, relata hechos reales de personas cautivas que encontraron en el fútbol una válvula de escape para “soportar y menguar el dolor del secuestro”.

Manos de mujer encadenadas / chai2070 - Istock

Para Henao, la radio, junto al fútbol, fue otro factor esencial que animó a los secuestrados en los momentos difíciles y les mantuvo en contacto con el exterior.

Este es un país donde la gente se levanta escuchando la radio y durante los secuestros se convirtió en el nexo con el mundo exterior. Permitió el nexo con las familias, el envío de mensajes y las retransmisiones deportivas”, comenta.

Las historias de “90 minutos de libertad” están llenas de anécdotas con sabor agridulce. Por ejemplo, un secuestrado que estuvo solo durante el cautiverio vivió la emoción del triunfo de su equipo abrazándose a los árboles.

Otros casos hablan de intercambio de cigarrillos por información de resultados deportivos o el castigo guerrillero de retirar la radio a los secuestrados en función del comportamiento.

“El fútbol era un factor de unión entre los secuestrados en la selva, se unían por el fútbol, no por la camiseta”, destaca Henao cuando se le pregunta si se mantuvieron rivalidades irreconciliables.

La selección nacional de Colombia, cuyos colores son la pasión de todo el país, también tiene su capítulo aunque sin el resultado que planteó el director de Medellín Sergio Cabrera en su película “Golpe de estadio” (1998), un filme donde el fútbol sirve de tregua entre guerrilla y fuerzas armadas.

Hubo un momento en que los secuestrados convencieron a los secuestradores para que se viera un encuentro en medio de la selva. Fue el famoso partido de segunda ronda del Preolímpico de Londrina donde Brasil goleó por 9-0 a Colombia. Hubo mucho dolor, a la mitad del juego, uno de los guerrilleros cortó la señal, el resultado era muy doloroso”, explicó el periodista.

Con buenos o malos resultados futbolísticos, ’90 minutos de libertad’ va más allá del triunfo de unos colores y recoge la pasión por la supervivencia de unas personas que jugaron el partido en el equipo de los perdedores.

EFE

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