Para fortuna de los corredores, no se cayeron, ni sus bicicletas sufrieron averías. Asimismo, no había un barranco, una bajada o algo similar que hubiera significado un accidente mayor.

En ese momento comenzaba el penúltimo puerto de la jornada, pero ninguno de los rivales del británico y el italiano los atacaron, por lo que los ciclistas conectaron fácilmente con el pelotón principal.