Fue utilizado por primera vez en competencia esta semana durante el torneo masculino ATP de Metz y trabaja por medio de imágenes reales grabadas por unas cuarenta cámaras.

Para los aficionados del tenis es ya una imagen familiar: la simulación en tres dimensiones del vuelo de la bola, que un jugador solicita si duda de la decisión del árbitro. “In” (Dentro) o “Out” (Fuera), con un vídeo que da el veredicto, mientras los espectadores contienen el aliento.

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Detrás de esa tecnología está la empresa Hawk Eye, filial del gigante japonés de la electrónica Sony. Desde su aplicación en el torneo de Miami en marzo de 2006, el halcón ha desplegado sus alas en el circuito de tenis, tanto en hombres como en mujeres, hasta convertirse en parte del decorado.

Pero por primera vez, un competidor amenaza realmente con plantar batalla. Aprobado en diciembre por las grandes instancias del tenis (Federación Internacional, ATP, WTA, torneos del Grand Slam), el español Foxtenn, con un sistema diferente, vivió en Metz su bautismo oficial.

Su proyecto nació de la comprobación de que “los jugadores profesionales estaban avanzando mucho más rápido en el plano del rendimiento físico que la tecnología”.

“Hacía falta un sistema de arbitraje más avanzado”, estima el presidente de Foxtenn Javier Simón, que trabajaba en el mundo de los yogures antes de lanzarse a la aventura de competirle al ‘ojo de halcón’ con un grupo de ingenieros.

Cinco años, de ellos dos y medio de tests, han sido necesarios para perfeccionar su tecnología.

¿En qué se diferencia del ‘Ojo de Halcón’? Gracias a un sistema de 40 cámaras de alta velocidad repartidas a lo largo de la pista, Foxtenn quiere capturar “el momento de la verdad” con imágenes reales y no basándose en “una estimación como hasta ahora”.

“Es transparente”, subraya Julián Simón, quien destaca que el recurso también puede suministrar estadísticas más avanzadas a los jugadores, que son sus otros clientes, más allá de los directores de los torneos.

“Como organizador, creo que había un monopolio del Ojo de Halcón”, estima Julien Boutter, responsable del torneo de Metz. “Esto es bueno porque va a haber competencia. Y cuando hay competencia, automáticamente, los dos van a intentar superar al otro y por lo tanto se va a mejorar la gama y la tecnología. Así que creo que es algo muy, muy bueno”, indicó.

Pero, como casi siempre, hace falta un tiempo para adaptarse. En el partido entre el español Marcel Granollers y el italiano Simone Bolelli, el martes en Metz, el jugador catalán se enfadó por un problema con la pantalla. “Pero desde entonces funciona bien”, asegura Boutter, que ha gastado entre 40.000 y 50.000 euros por este sistema.

Entre jugadores y entrenadores, aunque hay satisfacción por ver la llegada de un competidor a ese mercado, prefieren ver los resultados.

“Necesitamos un tiempo de adaptación. Estamos muy acostumbrados al Hawk Eye”, explica el tenista francés Paul-Henri Matthieu, exnúmero 12 mundial.

“Hay que verlo con el tiempo. Esperaré para ver si es tan fiable como el Hawk Eye”, apunta su compatriota Nicolas Mahut.

El camino para terminar con el halcón parece todavía largo, igual que para ver al Foxtenn en Roland Garros, que sería el gran sueño de Javier Simón.

Con información de AFP