Alejandro Valverde y Nairo Quintana aparecían como los líderes de la formación, pero Rubén Fernández, con una gran exhibición en las rampas imposibles del Mirador de Ézaro, dejó claro que también puede aspirar a la gloria.

Valverde, que fue como líder solitario de su equipo en su debut en el Giro de Italia, confirmó su condición de tal y terminó ubicado en el tercer cajón del podio de la carrera rosa.

El testigo lo tomó en el Tour de Francia Nairo Quintana. Pero en ningún momento se le vio en condiciones de plantar cara ante la exhibición que protagonizó el británico Chris Froome,  aunque también pisó podio.
En tierras francesas, Valverde supeditó su trabajo a Quintana e incluso sacrificó algún puesto en la clasificación general, aunque acabó entre los diez primeros y empezó a pensar en la posibilidad de igualar el histórico resultado del francés Raphaël Geminiani y el italiano Gastone Nencini en 1955 y 1957 respectivamente cuando finalizaron las tres grandes entre los diez primeros, una gesta que no se ha vuelto a repetir hasta la fecha.

En la Vuelta, las huestes de Eusebio Unzúe parecen dispuestas al más difícil todavía y se encuentran con la irrupción, además de con los dos citados, de Rubén Fernández. Tres líderes con el objetivo de alcanzar el maillot rojo, una prenda que se les resiste desde que en 2009 la conquistaron con Valverde.
No es ningún advenedizo el murciano de Churra, quien ganó en 2013 el Tour del Porvenir y su futuro se adivinaba tremendamente prometedor, aunque parecía haber entrado en una fase de estancamiento hasta que la brisa marina del Mirador de Ézaro, le ha situado en el punto de mira.

Su equipo, en la página web oficial, no ha dudó en titular: “Rubén Fernández se hace grande” y donde resalta los buenos resultados que ha cosechado en su calendario veraniego, en el que ha firmado sendos sextos puestos en la Vuelta a Burgos este mismo mes de agosto y en el Tour de Polonia en julio.

Además apunta que su preparación estaba encaminada hacia el final de temporada, en la que todavía quedan importantes compromisos deportivos por disputar.

Lo que parece claro es que Movistar deberá empezar a clarificar sus objetivos, con renuncias incluidas. Ahora todos sus rivales tendrán fijada su mirada en ellos y les dejarán que soporten el peso y control de la carrera.

Con información de EFE

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