Luego de ganar la épica final del Abierto de Australia 20017, recibir el trofeo y ser fotografiado y vitoreado hasta el cansancio, lo primero que hizo Federer al cruzar el túnel que lo conducía hacia los camerinos fue abrazar y besar a su esposa Mirka Vavrinec.

Su esposa no es una supermodelo como muchos pudieran pensar, sino una extenista que conoció en los Juegos Olímpicos de Sidney 2000, cuando jugaron juntos en dobles ante la ausencia a última hora de otras tenistas suizas como Martina Hingis, Patty Schnyder o Marc Rosset, cuenta Express.

La empatía en las canchas se convirtió en amor, se convirtieron en novios, se casaron en el 2009 y de ahí hasta el día de hoy es común ver a Mirka en las gradas viendo muy atenta a su esposo.

La mujer tuvo que retirarse del tenis en 2002 por una lesión y desde ese momento se dedicó a manejar la carrera del que se convertiría en uno de los mejores deportistas de todos los tiempos.

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Roger Federer y su esposa Mirka Vavrinec cuando el tenista ganó Wimbledon en 2003 / Foto: AFP

Dicen que Federer no da un paso sin la aprobación de su esposa y que lo controla todo, hasta su corte de pelo, señala Daily Mail. Pero el tenista no lo hace obligado, sino con gusto porque es la mujer que mejor lo entiende y que respeta por completo su otro amor, el tenis.

El suizo nunca se ha visto involucrado con problemas de faldas, en gran parte, según Mirka, porque no hay otra mujer que pueda soportar tanto el tenis como ella, pues Federer piensa y vive todo el tiempo para ese deporte.

Su sólida relación se ha visto recompensada, no solo con los triunfos del tenistas, sino también con cuatro hijos: las gemelas Myla Rose y Charlene Riva (2009) y los gemelos Leo y Lenny (2014). Parece ser que como padre a Federer le va muy bien y siempre le gusta compartir con sus niños. Incluso, parte de su lesión de rodilla fue causada por un mal movimiento cuando estaba bañando a los menores.

Algo malo debe tener Federer, pero todavía no ha salido a la luz. Cuando no está jugando tenis, está o cumpliendo las actividades con sus patrocinadores, en eventos de caridad o cumpliendo labores humanitarias.

En cuanto a sus pasatiempos, le gusta el jass, un juego de cartas bastante similar al póquer. También es un aficionado al fútbol, el hincha más famoso del Basilea y de la selección de Suiza. Incluso, a veces dentro de su calentamiento hace veintiuna con las pelotas de tenis.

No es mucho de fiestas y de alcohol, pero parece que por fin al menos celebrará por lo alto su victoria número 18 de un Grand Slam a los 35 años, o al menos así lo prometió en la ruda de prensa que brindó luego de lograr la hazaña:

Ahora que lo hicimos, vamos a celebrar como unos rock stars”.   

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