El primero pasó justo después de los himnos, antes de la tradicional foto de equipo que se realiza en todos los partidos. Un joven de los que hacía parte del espectáculo ceremonial corrió desde su lugar hasta donde estaba Ronaldo solo para hacerse una foto.

El crack accedió de buena actitud y, después, vio como el muchacho lo abrazaba con un fervor casi religioso. El hincha salió disparado de regreso al grupo saltando de la emoción, para terminar fundido en otro abrazo, pero esta vez con un amigo al que le mostró la gesta.

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Tras ese episodio, otro quizá más curioso sucedió. Cuando los jugadores de Portugal se organizaban para la mencionada fotografía, otro joven, también del personal de la ceremonia, se acercó al equipo para salir en la foto.

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En una primera instancia fue excluido por el arquero Rui Patricio, pero fracasar no estaba en su mente. Se hizo al lado de todos, justo después de Ronaldo, y tímidamente posó ante las cámaras. CR7 lo vio, lo señaló con una risa pícara y después lo abrazó.