“A pesar de todas las pruebas, siempre queda un riesgo”, dijo a la agencia alemana DPA el director del Departamento de Cardiología y Angiología del Hospital Universitario de Essen.

“Sabemos que las personas que sufren enfermedades cardiovasculares tienen un mayor riesgo de contraer el COVID-19”, señaló. “Pero al revés también sabemos que el SARS-CoV-2 puede provocar enfermedades del músculo cardíaco que ponen en peligro la vida”, agregó el especialista, que atiende a numerosos deportistas.

Paramédica en el estadio Ennio Tardini de Parma, durante la pandemia de COVID-19

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Según Rassaf, el deporte de alta competencia es “una situación estresante para el cuerpo”.

“Las defensas del cuerpo se debilitan en ciertas situaciones. Por lo tanto, los órganos se pueden dañar cuando el cuerpo es atacado por un virus”, asegura el cardiólogo y acota que eso es justamente lo que no se puede excluir al 100 %.

“En la Bundesliga, las pruebas se hacen de un modo muy responsable. Yo no soy virólogo, pero me pregunto si es posible mantener a tantas personas libre de virus de manera constante”, subrayó Rassaf.

Por otra parte, nunca se pueden descartar completamente enfermedades cardiacas preexistentes.

“Hay algunos parámetros para medir el daño miocárdico. Pero la pregunta es si esto es suficiente y si no hay una falsa sensación de seguridad”, resaltó.

Balón

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Rassaf hizo alusión a un documento publicado por expertos en medicina deportiva, que establece que una persona infectada sin síntomas no debería hacer ningún tipo de ejercicio durante dos semanas.

“Si en cambio ha tenido síntomas, la pausa debería ser más bien de entre 2 y 4 semanas”, explicó el médico. “Y si incluso se ha tenido neumonía, el descanso debería ser de no menos de 4 semanas”, subrayó el cardiólogo.