Marcial Urbina es un voluntarioso entrenador de boxeo que jamás ha tenido un gimnasio para enseñar lo que sabe.

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Solo cuenta con un palmo de tierra y unos cuantos árboles, de donde cuelga sacos de ‘box’ y peras, para formar a deportistas como Céiber Ávila, semifinalista olímpico en peso mosca en los pasados juegos de Río.

Tengo 27 años de estar trabajando así, en la calle”, afirmó Urbina a Noticias Uno.

El entrenador se dedica a la fundamentación técnica de sus pupilos con apenas ocho pares de guantes gastados por el uso y el tiempo. Los demás implementos lucen igual y solo esperan a ser colgados de una rama para recibir golpes.

Currulao es un corregimiento del Urabá antioqueño y es la cuna de Céiber Ávila, diploma olímpico y uno de los mejores prospectos del boxeo nacional.

Ahí empecé mis primeros pasos, desde los 10 años (…). Me formó el profesor Marcial Urbina (…), pero nunca le han dado un gimnasio adecuado a mi profesor”, sostuvo el deportista al noticiero.

Ávila perdió la posibilidad de ser medallista olímpico por una discutida decisión de los jueces que le dieron la victoria al ruso Mijail Aloyán.

Al final de la pelea, el colombiano dijo con la voz entrecortada a Blu Radio:

Estamos detrás de un sueño para que toda Colombia se sienta orgullosa de uno, más su familia y su hijo, para que vengan ellos [los jueces] a derrumbar un sueño”.

Por lo pronto, Céiber Ávila, uno de los sin tocayos de los Juegos Olímpicos, seguirá su preparación y esta vez tiene la mirada fija en Tokio 2020.

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