“Hablé con mi mamá y le dije que no quería crecer más y que me buscara un remedio para eso”, contó la nominada a ser la atleta del año al programa Los Informantes de Caracol Televisión.

Su progenitora le hizo caso y buscó un médico para saber qué se podía hacer ante la petición de Caterine. Muy pronto supo que no había remedio para evitar el proceso de crecimiento.

Según un perfil que le hizo Mauricio Silva en El Tiempo, la razón que le llevó Francisca Mena a su hija fue que “para que no crezcas más, te van a sacar un líquido de la espalda, pero es probable que quedés inválida o te volvás loca”. Allí terminó su obsesión.

Los Informantes cuentan que fue el entrenador Wílder Zapata quien descubrió en el cuerpo de Ibargüen, por entonces con solo 13 años, “una mezcla de músculo y fuerza que con disciplina y dedicación lograrían que esa negra con la sonrisa enorme saltara textualmente a la fama”, como dice el programa de TV.

Hoy día, como atleta consagrada, Ibargüen se declara orgullosa con sus 1,81 metros de estatura que la han ayudado a ganar 2 campeonatos mundiales, 4 ligas de diamante y 2 medallas olímpicas, una de ellas de oro.

En el programa, Caterine también revela que siempre que la ven sonriendo está hablando con Dios, consciente de que su familia la está viendo a través de una pantalla.

Pero no todo han sido risas en su vida; de igual forma resalta que ha sentido “mucho, mucho, mucho dolor” por cosas que prefiere no mencionar, aunque una de ellas es el hecho de haberse tenido que alejar de su familia para dedicarse al alto rendimiento.

Ibargüen afirma que ha intentado sentir volar para ver si llega más lejos; también que cuando salta (desde el calentamiento hasta el aterrizaje) es el momento más feliz de su vida; además que cuando le entregaron su reciente oro olímpico en Río de Janeiro lo primero que se preguntó a sí misma fue cuál es la competencia que sigue, pues cree que aún no ha tocado el cielo.

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