Las capacidades de la memoria pueden verse reducidas entre un 41 y un 67 %, según la investigación, durante las 24 horas posteriores a haber jugado de cabeza.

La investigación se basó en una serie de 24 remates de cabeza efectuados por 24 futbolistas, sobre un balón propulsado por una máquina a la velocidad de un saque de esquina en un partido de fútbol.

“Constatamos, después de esta sesión de remates, una disminución de las funciones cerebrales y de la capacidad de memoria de los sujetos”, comentó el doctor Magdalena Ietswaart, especialista de neurociencia en la Universidad de Stirling, este lunes a la BBC.

“Aunque dichas afecciones son temporales, creemos que pueden afectar al cerebro a largo plazo”, añadió.

El pasado mes de mayo, la federación inglesa de fútbol anunció que había autorizado un estudio sobre los posibles vínculos entre el juego de cabeza y las lesiones cerebrales.

La familia de Jeff Astle, exdelantero del West Bromwich Albion, fallecido en 2002 a los 59 años, había pedido una investigación que concluyó que su muerte se debió a “un accidente de trabajo”.

Los balones utilizados en la época en que Astle era profesional eran, no obstante, mucho más pesados que los de hoy en día, especialmente porque acumulaban más agua.