Resalta que se debe a las abundantes montañas, la próspera cultura de bicicletas y “un prometedor acuerdo de paz”, dice la nota de Bicycling.

Explica Gullet que se obsesionó con el país después de que Nairo Quintana se reveló entre los mejores ciclistas del mundo en el Tour de Francia 2013, y recuerda que desde ese momento una brigada de colombianos ha subido a los podios de las carreras más importantes, 11 veces para ser exactos con el reciente subtítulo de Rigoberto Urán en el Tour de Francia.

El periodista relata su trayecto desde el casco urbano de Bogotá hasta el Parque Ecológico Matarredonda, ubicado en el municipio de Choachí (Cundinamarca), ascenso del cual destaca que es más largo que el Alpe d’Huez y que ni siquiera Nairo lo ha recorrido pese a ser oriundo de la región cundiboyacense, algo que demuestra “el enorme potencial sin explotar” que hay en el país geográficamente hablando, según dice el informe.

El artículo continúa abajo

Señala la nota que en Matarrendonda “la carretera en sí ha reemplazado a la guerrilla como el mayor peligro para los ciclistas”, referente a que la zona hasta hace pocos años era zona de ‘pescas milagrosas’ subversivas, y a que ahora la principal preocupación para los que entrenan por allí son los camiones y conductores impacientes.

La crónica también destaca la ciclovía capitalina, los domingos en las mañanas, donde las familias bogotanas salen a las vías a recrearse mientras pedalean. Así mismo, elogia las ciclorrutas, gracias a las cuales la población puede movilizarse en bicicleta también entre semana por toda la ciudad.

“Cuando subo en mi bicicleta, queda claro por qué los ciclistas colombianos son tan buenos en las montañas”, dice el periodista luego de explorar las tierras por donde entrena Nairo Quintana, quien desde la plaza central de Cómbita enfrenta un ascendente de 2.3 millas de extensión y 6% de inclinación hacia su casa.

El cronista destaca la dimensión del temible Alto de Letras, el cual llama “el ascenso más largo del mundo” y el cual compara como una unión  de los famosos Mont Ventoux, Alpe d’Huez, Col d’Izoard y Gavia.

“Cuando planeé este viaje, lo había imaginado como la etapa reina, el lugar donde finalmente captaría la magnitud del ciclismo en Colombia”, dice la nota.

Pero señala el periodista que desde el inicio de su viaje le murmuraron sobre el viejo paso de letras, “que es más largo, empinado y culmina con 25 millas de tierra”, y sobre cual asumió el reto de ascender.

De esta subida que cada vez se va poniendo más dura, el periodista destaca el cambio de la agricultura en la región, a medida que van pasando los kilómetros: cafetales, plantaciones de lulo, tamarindo, naranjas, frutos rojos, papa y yuca. A su vez, el aliento que brindan los campesinos de la región a los ciclistas con arengas como “¡fuerza!” o “¡venga, venga!”.

Se recargan de igual forma con agua de panela, de la cual uno de los acompañantes de Gullet afirma que es “la droga de Nairo” para triunfar en las carreteras del mundo.

Afirma que pese a la fatiga, los calambras y el frío, el periodista dice que ese es un momento que se espera que dure. “Estas montañas han criado una generación de los mejores ciclistas del mundo y una pasión por montar como la mía”, dice el reportaje.

También ‘echa flores’ a la subida a Las Palmas desde Medellín, que califica como “realmente asombrosa” por su 7% de inclinación. “Es más pronunciada cualquier subida que he vista hasta ahora”, afirma el autor que concluye con este elogio:

“Por los pastos verdes brillantes, el alimento abundante que te conduce a la ciudad próxima, las colinas que apenas se pueden subir, entiendo por qué Quintana preferiría entrenar aquí que en el extranjero. Es uno de los paisajes más formidables y suntuosos en los que he pedaleado”

Agrega, no obstante, que los recuerdos de la violencia todavía se interponen en el progreso del país y evoca la votación del plebiscito por la paz que favoreció a quienes votaron por el no, pese a que continuó el proceso de desarme de la guerrilla de las Farc. “Si los colombianos aún no pueden olvidar el pasado sórdido, me pregunto si muchos visitantes extranjeros lo harán” para decidirse a recorrer la geografía nacional en bicicleta.

LO ÚLTIMO