“Tenía colocado el ‘do not disturb’ (el cartel que se coloca en la puerta de las habitaciones de los hoteles para indicar que no se debe entrar), pero ella entró, se sentó en la cama y me empezó a acariciar el brazo”, contó el deportista.

El número dos de la ATP aseguró que volvió a encontrarse a esa camarera de hotel en dos establecimientos en Róterdam y Barcelona, mientras disputaba los torneos de esas dos ciudades.

“No sé si es una cosa de fans, pero es un poco extremo, y fue lo que ocurrió”, añadió el escocés, que se encuentra actualmente en China disputando el torneo de Pekín, en el que este martes derrotó al italiano Andreas Seppi por 6-2 y 7-5.

Andy Murray, al igual que todos los jugadores profesionales, debido a las decenas de torneos que juega al año en distintas zonas del mundo, debe dormir más en hoteles que en su propia casa, por lo que le es difícil encontrar tranquilidad debido a los fanáticos.

Según señala The Guardian, el escocés desde los inicios de su carrera, no ha sido amante de tener muchos escoltas o precauciones de seguridad, por lo que la situación que fue reportada pudo haber pasado fácilmente.

Con AFP.