Se disputaba el compromiso entre Agua Santa y Bragantino por el Campeonato Paulista de la Serie B, cuando en una acción ofensiva el juez se acercó prácticamente caminando al área para detallar la jugada.

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De repente, el árbitro cayó y quedó arrodillado sobre el terreno de juego, mientras los jugadores siguieron en la lucha por el balón hasta que se dieron cuenta de lo que ocurría. En total, el juego estuvo detenido por 7 minutos.

El cuatro árbitro fue el encargado de terminar la dirección del encuentro, que finalmente se definió en penales a favor de Bragantino.