El estratega reiteró a los periodistas, antes del partido de semifinales de la Copa América Centenario, que su rival no tiene “garantizada” la victoria.

Klinsmann está convencido de que Estados Unidos, después de haber alcanzado las semifinales, cumplió con su objetivo en el torneo. Pero también es consciente de que si no avanza a la final, su labor volverá a ser cuestionada en cuanto a los progresos reales logrados bajo su dirección.

El presidente de la Federación de Fútbol de Estados Unidos, Sunil Gulati, despidió al anterior seleccionador Bob Bradley, padre del centrocampista Michael Bradley, a pesar de que la selección logró tantos o mejores resultados que los alcanzados bajo la dirección de Klinsmann.

De hecho, los críticos del estilo de Klinsmann —escaso en creatividad y de juego plano en el que prima la velocidad y el desgaste físico— aseguran que el único partido importante que hasta ahora ha tenido en el torneo, el disputado frente a Colombia, Estados Unidos fue superado en todas las facetas del juego.

La derrota hizo que el propio Gulati, antes del partido frente a Costa Rica, mandase un mensaje a Klinsmann a través de los periodistas en el sentido de que “el equipo necesita conseguir algunas victorias”.

En la goleada “espejismo” de 4-0 frente a Costa Rica, el equipo tico jugó mejor fútbol a nivel de conjunto, aunque hizo que la presión sobre Klinsmann se rebajase. Las victorias frente a Paraguay y Ecuador, en cuartos de final, que permitieron a Estados Unidos clasificar a semifinales, no mostraron una mejor imagen de su fútbol.

Sin embargo, Klinsmann, desde que conoció que Argentina es el rival de las semifinales, ha insistido en que tienen “igual” de posibilidades de ganar que sus rivales.

“A todos los partidos se llega con 50-50 de posibilidades para cada equipo y, por lo tanto, con esa mentalidad vamos a llegar al duelo frente a Argentina”, subrayó Klinsmann en la rueda de prensa previa al duelo frente a la Albiceleste. “No ganan todos los partidos, también les toca perder”, advirtió.

La teoría de Klinsmann es que cuando Argentina pierde es porque ha cometido errores y ahí es donde Estados Unidos quiere aprovecharse para tener la oportunidad del triunfo, un hecho que ninguno de los aficionados ni comentaristas espera, que los propios jugadores estadounidenses lo dejan como “posible” (no algo “imposible”), y que el entrenador alemán “sueña” para que se dé.

El motivo es que un triunfo permitirá a Klinsmann no solo llegar al Mundial de Rusia 2018 sin ningún tipo de presión, sino con una tarjeta de presentación que ofrece su programa de trabajo al frente de la selección de Estados Unidos, que elevó el nivel del equipo nacional hasta vencer a una de las grandes potencias.

Klinsmann, que tiene un salario anual de 3,2 millones de dólares, uno de los seleccionadores mejor pagados del mundo, sabe que una derrota ante Argentina, con Lionel Messi —el mejor jugador del mundo en sus filas—, ya no le va a quitar nada del objetivo conseguido: estar entre los cuatro mejores de la Copa América.

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